Hace unos añitos decidimos con dos amigas, pasar año nuevo en Bariloche, y hacer una recorrida por algunos lugares del Sur de Chile. Esa fue la primera vez que saliamos del país para las 3.
Como toda primera vez, cometimos unos cuantos errores de principiantes un poco por no investigar y otro porque se ve que era nuestro momento de aprender algunas cosas… pero eso lo contare en otro momento.
Despues de recorrer bastante, llego el momento de emprender la vuelta. Teniamos que volver a trabajar un lunes asi que elegimos emprender la vuelta el sabado por la tarde desde Temuco, para de esa manera hacer noche en Neuquen, y seguir los km restantes tranquilas el domingo.Cabe aclarar que teniamos para recorrer alrededor de 1000km.
Ese día nos atrasamos bastante, por un problema que tuvimos con la entrega de la llave del departamento donde estábamos parando, y por supuesto no tuvimos en cuenta dos cosas básicas: las curvas típicas de la ruta que teníamos que atravesar y el horario de cierre de la frontera.
Viste esos momentos en los que te das cuenta que te la estas jugando? Fue totalmente asi!
La ruta era difícil, con muchas curvas y contracurvas, y el tiempo no estaba de nuestro lado. Yo manejaba, una de las chicas me arengaba tirando buenas energías, y la otra alternaba entre el “no vamos a llegar” y el “cuidadoo”. Situación bizarra y graciosa al mismo tiempo.
Hasta que… en el medio de una curva en bajada me encontré con que pasaba una vía de tren, imposible de esquivar y ademas rodeada de pozos. Y pese a que veníamos despacio, reventamos dos cubiertas. Si, crisis absoluta en ese momento.
En Chile, los sabados cierra todo muy temprano, y ya eran alrrededor de las 17.00 hs. y estabamos las tres, con el auto roto en el medio de las montañas.
Como se pudo, corrimos el auto a la banquina, y ahi empezo la aventura. En esa bajada nos encontramos con una pequeña capilla abandonada, y tras caminar un poco teniamos alguna que otra casa.
Ahí empezó la aventura. Pudimos dividir tareas, una de las chicas acomodaba las cosas, otra cambiaba la rueda con el auxilio, y mi tarea fue encontrar ayuda. Terminamos viajando con un matrimonio mayor a Curacautin, un pueblo de alrededor de 17000 habitantes que quedaba a unos 50 km del lugar donde habíamos roto el auto. Ellos estaban en ese lugar porque tenían una casa de fin de semana ali, con algunos animales, y también ese día tenían que volver al pueblo. El hombre del matrimonio nos contó que solo en ese día, eramos el séptimo vehículo que había pinchado en ese lugar, por el pésimo estado de la ruta. Pero habíamos tenido la mala suerte de que no fue solo una rueda, sino dos!
Él nos hizo el favor de llamar por telefono a los dos gomeros que habia en el pueblo, para que alguno de ellos nos abriera su gomería y de esa forma poder comprar o arreglar las cubiertas dañadas. Entontramos ahi, muy buena predisposcion y pudimos gracias a la ayuda de esta gente solucionar el problema, pero el asunto no termino ahi.
A la hora de pagar como ya nos ibamos del país no teniamos mucho efectivo en pesos chilenos, asi que me toco pedirle por favor al gomero, que me cobre con tarjeta porque aun no sabiamos ni donde ibamos a dormir ni donde ibamos a comer… nuestros planes habian cambiado de forma rotunda. A esto, despues de insistir y contar de que en mi país trabajaba con el sistema bancario, me termino dejando pasar a mi la tarjeta.
Una de mis amigas, estaba esperando en el vehiculo del matrimonio con la mujer, y logró que ellos nos alquilaran su casita del medio de la montaña, para pasar la noche ahi. Mientras tanto, la otra de las chicas se habia quedado en el lugar donde estaba el auto, terminando de cambiar la rueda y cuidando las cosas.
Cuando terminamos con el arreglo, nos llevaron hasta el lugar donde salian los colectivos interurbanos, y llegamos en el momento justo en el que el último se estaba yendo. Nuestros nuevos amigos, le hicieron señas y lo pararon, nosotras dos subimos, subimos tambien la rueda, y arrancamos.
Al llegar al lugar, cambiamos la rueda que faltaba y ya nos había agarrado la noche…teníamos un nuevo desafío, encontrar un lugar para comer. Nos encontramos con unas cuantas negativas, hasta que encontramos en medio de la ruta un lugar que recien estaban por abrir al publico, en el que aceptaron vendernos algo de comida.
La vuelta a “casa” fue fantástica. Nos encontrábamos en medio de las montañas, ahí donde los sonidos son únicamente de la naturaleza, con un cielo repleto de estrellas. Claramente no todo era lindo, la casita era muy humilde, no teníamos agua pero si luz, y contábamos con una cama de 1 plaza y media para dormir las tres. Obviamente el baño era un ranchito afuera, a mas o menos unos 50 metros de la casa; pero aun asi con todas las dificultades nos sentiamos muy afortunadas
Dormimos unas horitas, y a primera hora de la mañana, arrancamos viaje para esperar la apertura de la frontera.
Ese día aprendimos mucho, fue un desafío constante y un gran regalo. No solo cuando viajamos, sino en todos los aspectos de la vida las cosas no siempre salen según lo planeado. Y la clave esta ahí, en tomar los problemas de la mejor manera posible, poner lo mejor de nosotrxs y afrontarlos… que al fin y al cabo siempre hay alguien dispuesto a ayudarnos, y otras veces, seremos nosotrxs los dispuestxs a brindar esa ayuda.
Que tengan lindo día, Cyn.